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PEDAGOGÍA

Área Pedagógica

Experiencia pedagógica desde la danza

Raquel Níñez Navarrete. Pedagoga y licenciada en danza, intérprete, magíster en educación.

 

Ahondando en el aporte de Laban, éste propone estudiar el movimiento más allá del aspecto físico, incluyendo lo mental, lo espiritual y lo emocional. Por un lado, Laban piensa en un movimiento como un vehículo de comunicación que puede servir a todo artista de la escena, pero, por otro lado, el movimiento también es una herramienta educativa importante para el desarrollo integral de niños y adultos no profesionales. “Todo movimiento es complemento de cierto estado mental; el uso limitado de la gama de movimiento redunda en limitaciones de índole mental y espiritual” (Cámara, 2007).

 

En general, la propuesta educativa de Laban pretende el desarrollo de una conciencia clara y precisa de los diferentes esfuerzos de movimiento, de las diferentes trayectorias espaciales y de los diferentes usos de los segmentos corporales para poder ejecutar, observar y apreciar hasta las acciones más simples o el movimiento más insignificante y cotidiano. El cuerpo aprende a moverse de cierta forma y adquiere con ello la capacidad de elegir y diseñar otras acciones, generando una conciencia más aguda del propio cuerpo en movimiento. Por esto es que se destaca este método teórico-práctico para la vivencia corporal del alumno. En la medida en que el profesor profundice y enriquezca sus clases, va a dar espacio a la integración de la búsqueda de lenguaje del alumno o intérprete.

 

Es importante señalar que el método Leeder, desde la visión de la eukinética, coréutica y análisis de movimiento, entregará herramientas para experimentar desde lo excéntrico y concéntrico del cuerpo hacia la exploración de la cualidad de movimiento, otorgando una propuesta profesional e integral al alumno e intérprete.

 

Uno de los objetivos de este estudio es no sólo crear cuerpos hábiles, sino también entrenar el cuerpo como instrumento de expresión. Fue este, sin duda, uno de los pilares de investigación del montaje coreográfico “Vive la vida y sé feliz” (Núñez, 2006), donde se realizó un trabajo con dos actrices adultas que no tenían un entrenamiento corporal previo dancístico.

 

Como hipótesis principal se planteó trabajar desde la búsqueda del estado emocional del intérprete, para profundizar en el estudio de las cualidades de sus movimientos o eukinética. Surgió la interrogante de cómo ellas se conectaban desde sus propias emociones con el movimiento. Asimismo, el sentido del estudio radica en la adquisición de destreza y economía del esfuerzo; esto se refiere a realizar el movimiento usando eficientemente y adecuadamente los factores del movimiento energía, tiempo, espacio y flujo, desarrollando conciencia de lo que iban experimentando.

 

Desde las premisas anteriores, se trabajó el punto de vista coreográfico y pedagógico, buscando lograr la aplicación del esfuerzo, effort, ya que las intérpretes tuvieron que regular constantemente la intensidad de tensión en el movimiento y saber ocupar la relajación cuando era necesario. No sólo para relajar el movimiento, sino porque además se intentaba matizar la calidad del movimiento, dejándolo más puro y limpio.

 

Sin embargo, la aplicación de la teoría del esfuerzo aparece al momento de la ejecución, entregándola como vivencia al aprendizaje corporal y llevándola a la conciencia en cómo manejar su propio esfuerzo en el movimiento.

 

Esta investigación coreográfica se abordó desde el análisis de la eukinética, ya que en estudios de Hilda Islas y Elizabeth Cámara se nos plantea la siguiente interrogante: la cualidad del movimiento, ¿es algo puramente físico o es el resultado de las emociones expresadas a través del cuerpo?

 

La técnica de la eukinética nos proporciona un descubrimiento a la emoción verdadera que esté experimentando el intérprete en combinación con su corporalidad. La experiencia de un intérprete es única, porque es su propio instrumento. Sus recursos son él mismo, su talento y su capacidad para desarrollar ambos. Debe trabajar con y por medio de su cuerpo, sus emociones y su propia cualidad personal. Desde esta mirada es que a continuación las intérpretes del montaje se refieren a su experiencia en el proceso de la obra.

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